jueves, 26 de mayo de 2011

Ermita de Assis, la naturaleza, el silencio y la conexión con el Todo

Recuerdo como llegué a este lugar. Fue hace muchos años, en algún viaje como turista, alguien nos llevó a este Eremo delle Carcere, un convento franciscano en una montaña verde de bosques a 6 km de la ciudad de Assis. Era un lugar donde iba San Francisco a retirarse y estar en contacto con la naturaleza, dormía en cuevas en la roca. Ahi empezó esta ermita siendo una pequeña capillita hasta que en el siglo XIV se hizo el convento actual.
Recuerdo que después de visitarlo fascinada, me dije : “aquí me gustaría volver a estar algún día, pero alojando…” Pregunté y me traje los datos. Yo sabía que volvería, como siempre que se me mete algo en la cabeza…De ahí fue que en 2007 en mi semestre sabático como peregrina, me fui por primera vez a estar ahí varios días. Fue una experiencia muy importante y conmovedora. Por eso esta vez no podía dejar de volver.
Llegue en el tren desde Florencia, ya con algo de comida comprada, porque la otra vez se me había olvidado. Llame a Gianni , el taxista amigo de los franciscanos para que me llevara arriba. Hay que subir bastante. Y ahí estaba. Llegamos y estaba todo convulsionado, bomberos, ambulancias…una “suora” se había caído quebrada abajo por el bosque y había rodado como 20 metros… Obviamente Padre Francesco que sería quien me recibiría no estaba disponible. Encontré una chica que me dijo estaba también alojada y que me acompañaba. Dejé mis cosas en la Foresteria (hospedaje para los peregrinos) y bajamos a ver…Entré en ese patio de piedra, con sus flores, mire los bosques y la quebrada respirando hondo y me sentí bien. Fue como estar en casa. Es curioso lo que me pasa en ese lugar. Es de una paz, una belleza, una naturaleza tan magnífica que me hace sentir plena. Ahí TODO está bien.
 

Al atardecer ya se van los visitantes (o sea turistas) y aumenta el silencio y quietud. Se cantan las vísperas y cada uno se recoge. Compartimos con Cinzia mi amiga huésped quien ha llegado ahí también para estar sola, reflexionar y aquietar la mente para enfrentar sus temas personales. Conversamos largo, le doy Flores de Bach porque se siente ansiosa y luego cada una a dormir.
Mi pieza se llama Celda del Silenzio y tiene en la puerta este letrero que dice: “Aquellos que quieren vivir en la ermita….busquen conservar el silencio." Sn Fco. “ Aleja de la habitación de la mente todo rumor, para poder acceder a las profundidades del misterio de Dios.” Sta. Chiara

Y ahí estuve sintiendo el silencio y los bosques, escuchando a los pájaros y a la primavera como fue venciendo al frío. Aquí siempre llega un rato después.
Vivi mañanas de laudes y canticos al sol , el agua, y todo lo creado, ayudé a frates y suoras en algunas prácticas franciscanas como barrer las hojas, (me hizo recordar mis tareas en los ashrams, fue bonito), caminé en el bosque y me senté en los pequeños rincones que hay para descansar , contemplar o meditar, pinté acuarela sintiendo la vida simple, la luz de la naturaleza y lo divino en cada creatura.
Fue un remanso emocionante y profundo en su sencillez.
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En ese espacio, en esa atmosfera estaba cando recibo la noticia que mi hermano está hospitalizado y muy mal. En un primer momento la angustia y desesperación de estar tan lejos y desconectada, luego siento que si estoy ahí también es por algo y me calmo y puedo ver más claro y puedo conectarme profundamente con él, con su dolor, con la situación familiar y puedo sentirlos, a través de pequeños mensajes con mi hija, y si bien siento mucha pena no me siento sola, puedo discernir y asi saber qué debo hacer… Veo claro. Este lugar hace reconocer lo sagrado de la vida.
Preparo mis cosas, me despido y agradezco a Dios, a San Francisco, a ese lugar que me alineó, me recargó de vida, de paz y de energía buena para continuar mi camino… Vuelvo a recordar esa frase de San Agustin que escuché en ese mismo lugar por primera vez: “ Canta e cammina y siempre avanza alegre…”

Sigo mi viaje, pero ahora ya de vuelta a casa, con la bendición del Padre Francesco y los cantos de Elisa… Me esperan también Silvia y la Ina para acompañarme y abrazarme también antes de partir.
 
Ha sido un gran Viaje, un ir de casa en casa y sentirlas todas mías… Sin duda hay regalos y milagros a cada paso y personas que ayudan a que el camino sea más bello, más suave y fácil. Traigo conmigo los gestos y sonrisas , las rosas, los paisajes, las luces, los aromas y los pájaros…

Sigo agradecida y agradeciendo… Hasta pronto




jueves, 19 de mayo de 2011

Y siguen los regalos...ahora Florencia

 

Estoy en Florencia. Llego una vez más a casa de la Silvia (aquí en Toscana también le ponen el “la” a los nombres), esposa de Filippo, mio cugino. Es una casa maravillosa a pocos minutos de Florencia, con un jardín precioso y lleno de rosas (nuevamente las rosas me acompañan). Vive en estos momentos sola (el marido trabaja en  Milan),  con Gherardo su hijo de 16 años, encantador. Es un chico bello, simpático, inteligente, que hace mil cosas además de tocar piano maravillosamente, cosa que da al ambiente un plus, cuando en las tardes se le oye desde su pieza.
 
Me encanta estar con ellos. Viven una vida sencilla y acogedora. Y como todas las mujeres, Silvia corre todo el dia entre su trabajo en una Editora de libros de arte, quehaceres familiares, además de cocinar esquisito. Son bien increíbles estas mujeres italianas, (la Ina también es italiana)…alguna vez escribiré sobre ellas porque unido a todo, son alegres, bellas y llenas de vida!


Viene a saludarme Anka, la asistenta de la casa, a quien conocí en el viaje anterior. Una rumana fuerte y esforzada que se vino a Italia hace muchos años y junto con trabajar para educar y sacar a su hijo adelante, (hoy él es un exitoso presentador en la TV rumana), ella estudió. Hoy es magister en Arte y sigue estudiando otras cosas. Pero esta vez tiene algo nuevo que contarme. Me abraza fuerte y me dice “Me caso”. Si, después de años de trabajar duro y estar sola (tiene 50 años), ha encontrado un novio, un hombre bueno y generoso y está radiante preparando su matrimonio. ¡Que vidas, Dios mío! y en el fondo todos soñamos con las mismas cosas...Me emocionó verla tan contenta y sentí que se lo merecía… (A uno también podría llegarle un amor así, no?...sería bien bueno).

Vista desde el paradero del bus
 En fin, pero estamos en Florencia! Empiezo mis días aquí…Tomo mi bus todas las mañanas frente a la casa para irme al centro y empiezo a recorrer. En la foto se ve la vista desde el paradero.

Firenze, Que ciudad! Que belleza! Que abundancia y riqueza en arte! Es impresionante todo lo que hay para ver y volver a ver… A ratos me ahogo y no se por donde empezar…

 Recorro Santa Croce con sus frescos y claustros, Ars San Michele, entro a Gli Uffizzi a ver una muestra de diseños de Fra Angelico a Leonardo, sigo a la capilla de Benozzo Gozzoli en el Museo de los Medici; me pierdo en sus calles, en sus torres y puentes sobre el Arno, ese rio que una vez subió e inundó toda la ciudad, entrando a los museos, dañando bibliotecas y obras de arte.


Es una ciudad bella, fina, todo es arte y cultura y la gente también. Vamos con Silvia a una conferencia en un Museo sobre los Jardines del Cinquecento… Solo aquí ocurren esas cosas… no me pierdo nada. Me encanta por un rato sentirme fiorentina y vivir como viven ellos.


A ratos me agoto también, necesito descanso y me siento en una plaza a comerme simplemente un “panino”, bien concreta y prosaica después de tanto arte y finura.
Como otra forma de descanso, el otro día me fui en bus a Fiesole, antigua ciudad etrusca al lado de Firenze. Un camino bello rodeando las colinas toscanas, con sus verdes profundos, sus cipreses elevándose como flechas en medio de sus palazzos ocres… Es un paisaje precioso, son los colores de Toscana.


 Pero en Fiesole además está lo etrusco y lo romano. Ruinas de la antigua ciudad con un teatro espectacular mirando el valle, como siempre disponían los teatros los griegos y romanos. Paseo por esas piedras y esa via antica imaginando ese mundo rico también en arte, cultura y refinamiento. El teatro está dispuesto para dar esa noche Edipo Rey…como me gustaría quedarme, pero se hace tarde.
Recorro el museo y me encuentro nada menos que con una “stella funeraria” etrusca, encontrada en Travignoli, el lugar donde han vivido mis tíos por años y que ellos donaron al museo. O sea que esas tierras donde ellos crecieron ya habían sido habitadas por los etruscos…que emocionante!

Asi… un mundo de sorpresas, un mundo de belleza!

Descanso en un cafecito mirando el paisaje, antes de volver a Florencia. Una tarde sin tiempo, como me gusta…Hay una brisa suave que refresca… el sol ilumina la vuelta a casa…



viernes, 13 de mayo de 2011

Dimanche à la campagne...

Así se llamaba un libro que me regaló mi padre hace muchos años. Era la historia de una familia que se encontraba un domingo en la casa de campo familiar… Se me vino a la memoria a propósito de mi fin de semana recién pasado.
Partimos con mis amigos Ina, Malek y Gala, su hija mayor, a Seiches, donde vive el padre de éste, a pasar el fin de semana. Llegamos tarde pero él nos ha estado esperando. Ha preparado un postre sirio, su especialidad, especialmente para nosotros. Esta tibio y delicioso justo para luego ir a dormir.

Despierto mirando desde mi ventana un gran pino y un puentecito que lleva al fondo del jardín. Es una casa de campo, con aroma a tiempos antiguos, a juegos de infancia, a rincones secretos. La casa huele a vida, a historia intensa de esta familia con un padre, gran médico del pueblo y una madre refinada e intelectual; muchos abuelos viviendo juntos, hijos,trofeos y juguetes de antaño. Se está bien ahí.



 

Mientras padre e hijo salen juntos, recorremos un poco el pueblo y aprovechamos de buscar productos frescos para comer. Preparamos. Yaya, el padre ha vuelto a sacar sus exquisiteces. Esta vez son unas berenjenas deliciosas que él prepara en invierno y que  compartimos en un almuerzo rico y cariñoso.
De ahí salimos a recorrer el Valle y el rio. Estamos primero en le Loire que es una afluente de la Loire, ahora he aprendido. Nuestro paseo es simplemente maravilloso... Recorremos pueblecitos encantadores de una piedra blanca que se ilumina con el sol; descubrimos de pronto castillos y abadías, con sus torres, puentes y ventanas que evocan cuentos infantiles e historias de caballeros y princesas, llenos de aventuras y misterio.




Todo esto aparece además magnificado por las flores. La primavera ha brotado en pleno y las paredes se cubren de rosas, peonías o lirios, enormes y de los colores más sutiles y diversos. Es bien impactante. Nunca había visto tanta abundancia y belleza de colores, de texturas, de formas, así,  simplemente abiertas al mundo, brindándose a todo aquel que pasa… una maravilla!


También está el rio, con sus luces y sombras, sus embarcaciones típicas, sus árboles enormes bordeando sus orillas… Me doy cuenta que quizás, gracias a que estoy aprendiendo acuarela hoy puedo percibir mejor los tonos de las aguas, los arboles, el cielo y eso me pone contenta… aunque en este lugar de verdad cada rincón parece un cuadro impresionista que alguna vez uno ha visto en un museo.
Hay algo en los paisajes y la luz de estos lugares que envuelve y llama a la calma, a querer estar simplemente con el ritmo de la naturaleza y eso es tremendamente atractivo.
El paseo fue de verdad una fiesta! Fueron días bellos y gratos, por el cariño y el compartir con ellos su historia, sus sueños y también conocer al padre de una gran familia francesa/siria: cosa que también fue interesante. (El estaba preocupado y atento todo el día a la cadena de TV Aljazira del mundo árabe). Gratísimo también por haber podido conocer y reconocer el Valle de la Loire con sus rincones y paisajes.

Me preparo para volver pronto...es demasiado bonito todo!
Vive le Loire et la Loire! À bientôt!
Con Malek de paseo en su auto antiguo

lunes, 9 de mayo de 2011

Paris... sintiendo, evocando, dejándome sorprender..

Al fin me puedo sentar a escribir. Llevo 6 días en Paris y son mil imágenes y sensaciones… Estoy en los jardines del Palais Royal, un lugar tranquilo en medio de la ciudad. Se escuchan los pájaros y me he sentado en un banco a ver si puedo ordenar las ideas o al menos expresarlas aunque sea desordenadas.
La sensación general es de calma y de haber recorrido y caminado esta ciudad como nunca, ya casi no ando en metro, salvo cuando necesito llegar demasiado lejos. Está tan lindo arriba! Mis pies y el bus han sido mis aliados. Agradezco el poder manejarme en esta ciudad con facilidad…es un agrado, me ubico casi perfecto y cada lugar me trae recuerdos de otras venidas, de otras vivencias, de otras personas a mi lado y casi recorro mi historia cuando llegue por primera vez, a los 17 años…
Tome una avión sola desde Roma y me vine donde una prima que vivía aquí con su marido recién casados…Recuerdo que llegué al aeropuerto y el tipo de policía me dice con su picardía francesa ”parís…au plaisir, ahá?”…Le entendí y me aterré, no le respondí …era aun una niña y muy tímida …Ahí empezaron mis experiencias parisinas…tantas como diversas, recorría Paris sola todo el día, me conocí todos los museos, en esa época era “matea” y tomaba apuntes, me metía en la Cinematèque y me veía todas las películas de la nouvelle vague, al fin eran los años 60… y mayo 68 en pleno; salía con mi vieja tía Therèse, escultora, hermana de mi abuelo, quien se quedó viviendo en Paris en vez de volverse a Chile en su juventud…la iba a buscar a su atelier, donde dormía en un camastro en medio de sus esculturas enormes, porque el departamento que le había dado su ex marido lo arrendaba por supuesto para vivir… Luego fue un stage  con mis compañeros  de la Scuola de Interpreti romana. Habíamos venido a hacer unos cursos. Vivíamos en la Cité Universitaire,  íbamos a clases a la Sorbonne y aunque fuera solo unas semanas, me sentía feliz… Y así fueron tantas venidas, las estadías en el depto. de Maucho, mi primo, 1, M. Le Prince, aun paso por ahí cada vez que vengo; también con Jaime los dos, luego con los hijos en nuestro histórico viaje de las “4 Capitals”, gran viaje! Y por supuesto  encuentros con  algunos amores, donde aun recuerdo los hotelitos y bistrots de la Rive Gauche y otros rincones donde  pasamos grandes momentos...aunque ya no están,  la memoria y el corazón  aun sonríen...


Sí… esta ciudad ha sido importante en mi vida. Es una ciudad amiga, que encanta y me encanta: Me gustan sus calles, sus árboles, la gente, la estética de la vida. La gente es refinada y agradable en el tono, en el trato, es un mundo cosmopolita y respetuoso, se valora la cultura, las culturas, la vida se cuida… Las mujeres son finas y bellas, los hombres guapos, interesantes, atractivos en su estilo intélo - nonchalant …



He pasado unos días vagos, sin prisa, sin mucho plan, sólo salgo y voy dejándome sorprender donde la vida me lleve… y así cada día me han ido llegando regalos. O es un rinconcito en una calle, una exposición fascinante, las nubes en un cielo azul cruzando el Sena, un café donde me siento a escribir o un espacio sagrado japonés para tomar el té, como me encontré el otro día…
Nada que hacer, nada de qué preocuparme, nada que controlar, digo en mis meditaciones… eso mismo lo estoy viviendo ahora… aquí en Paris, en medio de la ciudad, de los autos, del ruido. Puedo estar así, conectada, con los ojos y el corazón bien abiertos, contemplando y dejándome tocar por todo lo que me rodea.
Con Ina y  Luana
De verdad es un regalo…Sólo puedo agradecer …


El patio de entrada donde vivo

Et voilà!