lunes, 28 de abril de 2008

"Indian railways".... hay que vivirlos!







Nos despedimos de South India y volamos a Calcutta, (Kolkatta como le dicen ellos). Pero esta vez no paramos en la ciudad de la Madre Teresa, solo pasamos para tomar el tren y seguir a Varanasi, la ciudad del Ganges sagrado.



Este tramo quisimos hacerlo en tren. Una nueva experiencia que no podíamos dejar de vivir y la elegimos con todo: Tomar un tren dormitorio entre las ciudades más simbólicas de la India. Si, quisimos experimentar esa leyenda de los trenes indios, esa imágenes que todos tenemos de trenes repletos de gente, donde se puede encontrar cualquier cosa.



Nos recomendaron eso sí tomar boleto en 2ª A/C. No, nunca tan “aperrados”, no íbamos a viajar en el techo como se ve en las películas. Así que con la imagen fresca del film de Wes Anderson: Viaje a Darjeeling, decidimos partir.

Llegamos a la antigua estación de Calcutta, una estación enorme y con estilo, del tiempo de esplendor inglés, hoy modernizada en sus letreros luminosos y electrónicos pero no en sus costumbres.Decididos a esperar largas horas, (tomábamos el tren en la noche) buscamos la Custodia de maletas para movernos mas libremente. Primer impacto: En el mesón, un letrero advierte no dejar alimentos o cosas de valor, por las ratas… Igual confiamos que no será tanto el tiempo como para ser víctimas de ellas y nos vamos a recorrer.

Entramos al Hall de la Estación, el que se ve bastante organizado. Empezamos a mirar la vida que allí ocurre, fascinante como en general las estaciones, pero ésta es mucho más…



Nos encontramos con un mundo infinito de gente; las sillas o asientos insuficientes no impiden que ellos descansen. Grupos sentados en el suelo, reunidos seguramente en familia, con sus bultos alrededor, conversan y comparten animadamente, comen, juegan cartas o esperan apaciblemente su hora de partir. Otros más cansados extendieron alguna frazada o chal y se han tendido en el suelo a dormir. Vestimentas de las más diversas, colores y credos los distinguen. Todos caben, todo convive como siempre en este país, donde todo se integra.

Cada cierto rato, grupos avanzan apurados hacia algún destino como lo haremos nosotros…Miro los bultos y cargas que pasan y pasan. Acarrean las cosas más diversas y siempre en gran cantidad: cajas de metal, canastos, botellas, jarros plásticos, paquetes enormes siempre envueltos en género y escritos a manos con grandes letras negras, amarrados con cordeles o cocidos y llenos de timbres y lacres…es un espectáculo gráfico…son bellos!

















Pasan las horas y ya va oscureciendo, estamos cansados, …ya hemos hecho todo lo que la estación provee, …paseado, tratado de comer algo, usado el baño inmundo, leído los libros de algún bagwhan…Traigo un “café espresso” que anuncian en un puesto modestísimo para aliviar la espera, (el que pueden imaginar que no es el que tenemos en mente), pero mis hijos ya no tienen humor…me quieren matar….Parece que sólo queremos partir. Ya es tiempo de acercarse al andén.



Nos acercamos pero el anden esta repleto de gente, de bultos… avanzamos asustados, cada uno pensando en silencio, cómo haremos para subir …nadie a quien preguntar, todos avanzan y ellos si saben donde ir,nosotros no. De pronto alguien si nos ayuda y nos guía hasta nuestro tren, a nuestro carro ….y llegamos a una zona del anden donde por suerte si podemos subir…. Que maravilla! existe nuestro coach, nuestros números y asientos! Son literas, separadas por cortinas, iremos 4 personas. Matías queda separado por un pasillo… Adentro ya es otro mundo. Con la Paula nos tocará compartir la noche con un señor que gentilmente me ofrece dormir abajo paralelo a la Paula y el se irá en la de arriba, lo que acepto encantada… Es un señor muy cortés y educado, profesor de geografía de la Universidad de Calcutta que va a dar clases a Varanasi. Hace su cama y su habitat arriba donde come y pasa gran parte del viaje tapado y rezando sus oraciones. Parece que es musulmán.


De verdad estamos muy bien dentro… Nuestro sleeper train, está excelente. Con un buen Zotran en el cuerpo, viajamos toda la noche y dormimos de maravilla, después de la pequeña espera en el infierno… Llegamos en la mañana a Varanasi. Hemos pasado la 1ª gran aventura de los Indian railways y salimos airosos…

Tanto que hablan y no es para tanto…



Así ya “cancheros”, y creyendo controlarlo todo, decidimos tomar otro tren más adelante. Esta vez fue Delhi – Haridwar, para ir a Rishikesh, nuestra última etapa del viaje. Este tren sin duda era muy fácil. En la mañana y un viaje de apenas 4 horas. “No problem”, como dirían ellos.Ese día partimos al alba. El taxi nos deja en la estación. Está prácticamente oscuro. La gente aun durmiendo en la calle y en la entrada de la estación. No son pasajeros, son personas que no tienen donde vivir. Entre la bruma y el smog que siempre hay en Delhi, el paisaje toma una atmósfera algo fantasmagórica. Entramos a la estación y ya hay gente, miramos los letreros y todo parece claro, nuestro tren, el anden, todo. Además venimos solo con un bolso, lo que facilita el traslado…siempre hay que subir y bajar muchas escaleras para llegar a los andenes. (Ya nos sentimos expertos).

Pero la niebla está densa y empezamos a preguntar. Los “señores de chaqueta negra” que nos habían dicho son los encargados de la estación, brillan por su ausencia…Nadie sabe nada. Pregunto en el kiosko de diarios cual será el anden y me dice que ha cambiado, debemos volver a subir y caminar…Alguien nos dice que debemos buscar nuestros asientos en las “hojas blancas” que están en alguna parte…quizás donde…Empezamos a inquietarnos…los letreros solo aparecen en hindi y de verdad es común que cambien el numero de anden con toda tranquilidad…nadie se inmuta. Nadie habla inglés, los papeles blancos, ni nuestros asientos aparecen en ninguna parte o no los encontramos, vamos a perder el tren… Ya hay muchos trenes llegando y saliendo y el movimiento de gente aumenta…la niebla y oscuridad siguen.



El anden efectivamente ha cambiado… (al entrar ya me parecía todo demasiado ordenado para ser indio) …Luego un señor nos dice que nuestros pasajes indican que estamos en WL o sea “waiting list”... waiting list de que? O sea no tenemos pasajes, la angustia aumenta, vamos a perder el tren….qué hacemos, donde ir, a quien preguntar más?….hasta que aparece de pronto un verdadero Cristo, forrado en un trapo blanco, con un turbante rojo y una pulsera de bronce en el brazo que parece una insignia "oficial" de la estación. El nos ayudará… Nos lleva por fin a otro anden, que ha cambiado nuevamente y en una pizarra vemos finalmente los papeles blancos, Si existían! Y ahí ESTAN NUESTROS NOMBRES Y NUMEROS DE ASIENTOS …Que maravilla! Existimos y tenemos coach y asientos numerados, como nos habían ofrecido cuando los compramos. Al fin y al cabo así es este país, uno se asusta con el caos pero no te engañan…



Ya esta todo bien. El Xto nos acompaña hasta nuestro vagón. Nos deja instalados y por su puesto nos pide su propina, propina que nunca había dado con tanto agradecimiento. Nos tranquilizamos y disponemos a partir. Nuevamente aquí adentro del tren está todo bien. Hay incluso servicio de desayuno, modesto pero cuidado y finalmente nos podemos relajar. Tenemos 4 horas para disfrutar.

Hacemos un viaje estupendo. Llegamos en hora y listos para tomar el bus a Rishikesh, un bus deliciosamente destartalado (que daría para escribir otra nota) y que pagando 17 rupias ( o sea como 10cts de dólar) no hace llagar a nuestra ciudad querida. También ya estamos preparados para la vuelta…cada vez vamos aprendiendo más.

Así la vuelta la hacemos en el mismo tren , pero en la tarde.

Nos preparamos con mucho tiempo para evitar imprevistos. Llegamos a la estación que es fascinante y especial también porque Haridwar es una ciudad de peregrinación muy sagrada, donde vienen de todas partes a hacer sus ofrendas al Ganges. Es una especie de Varanasi más pequeña (y de todos modos, con el Ganges más limpio, ya que está más cerca de su nacimiento). La estación está siempre llena.

Todos quieren subir al tren. Llama la atención nuevamente sus atuendos. Casi la mayoría de los pasajeros son sadhus, yoghis, maestros o bien peregrinos y familias. Los padres de familia que han traído a sus esposas y niños a purificarse, llevan grandes bidones de agua sagrada del Ganges que les servirán para sus “pujas” (oraciones) de vuelta a casa.



Nos sentamos a esperar y mirar ese mundo….Muchos trenes, muchos dulces y juegos de luces que revelan el destino, junto a santos de verdad (¿?.).. Es un mundo colorido, bello y caótico y después de reconocerlo ya no nos pone nerviosos….

Vemos a pocos metros la partida de trenes que se empiezan a llenar, de personas “santificadas” que suben, se sientan en el suelo, en el pasillo, o dejan pasar hacia no se sabe donde al que viene atrás, sin un gesto agresivo, sin molestias…denuevo experimentamos en directo cómo viven el respeto y la tolerancia, con generosidad para darle un espacio a cada persona del planeta, sea quien sea…muchos viejos, parecen especialmente venerados, con sus cayados y sus morrales, suben serenamente… todos caben en ese espacio estrecho…



Llega nuestro tren, nuestro carro viene mas despejado. Esta vez encontramos fácilmente nuestro tren, carro y asientos…ya no hay temor …




Recordando una vez mas la película, “Viaje a Darjeeling”, viajamos de vuelta a Delhi, repasando todos los pasajes y estaciones de este viaje…

Llegamos a la estación en la noche… ahora parece que ya aprendimos mejor cómo hacerlo, aunque en este país nunca se termina de aprender…

Y así fue nuestra aventura…Al fin tuvimos la experiencia de los trenes indios, ya no nos cuentan cuentos, descubrimos que de verdad es más complicada la vivencia de lo que pasa afuera que lo que finalmente pasa adentro….

Así y con todo, NO lo dejen de vivir, si tienen la oportunidad, se los recomiendo!