sábado, 2 de marzo de 2013

De vuelta a casa...

Hoy he vuelto a una antigua casa que me cobijó por muchos años: el Ashram de Swami Ekananda o Satyananda Niketan (la casa de Satyananda).
Ahí practique Yoga por muchos años y aprendí del Swami y su equipo la esencia y  enseñanzas de esta línea de Yoga  que curiosamente fue apareciendo en mi vida en distintos momentos. Primero la conocí por mi madre y su maestra, mi querida tía Piti Santa Cruz, pionera del Yoga en Chile; luego con Héctor Bazán quien integraba procesos terapéuticos con esta disciplina, logrando efectos muy profundos. Hasta que apareció el Swami y ahí me decidí a aprenderlo  en serio.
Fueron años importantes de búsqueda y  transformación. El Yoga me ayudó a tomar conciencia, a conocerme y reconocerme en momentos duros de mi vida, aportando,  desde el silencio y la práctica, la claridad y la libertad para observarme y atreverme a escuchar  mi voz interna, para avanzar en el camino de  la conciencia y de hacerme fiel a mi misma.  Fueron muchas experiencias, muchos aprendizajes,  muchos velos que se descorrieron y también momentos de gran plenitud y paz en la mente y en la vida.
Años que culminaron con un viaje a la India que hicimos el grupo de alumnos, al propio encuentro con el Maestro Satyananda  y a un curso intensivo a la International School of Yoga en  Bihar. Experiencia que tomaría muchas páginas para contar.

Hacía varios años que no volvía al Ashram de Santiago, por distintas razones. Nada muy especial y por supuesto nada en contra. Solo  "el duro oficio de vivir", como dice Pancho  Mouat, que nos toma y distrae con nuestras urgencias.  Sin embargo hace unos días me llegó el Programa de este año y la invitación a un encuentro de Kirtans y a la ceremonia del Fuego.( Havan).

Sentí que era el momento. Este año está empezando con signos muy claros de cambio y de despeje del camino. Es como si todos los obstáculos habituales están haciéndose a un lado, abriendo paso a que todo fluya claro y tranquilo. Y en ese sentido esta invitación me pareció muy oportuna. Respondí que iba e invité incluso a una amiga. Sin embargo hoy , media hora antes que empezara, lo había borrado de mi mente. ( Parece que tengo que practicar más yoga). Solo  el llamado de mi amiga  me despertó e hizo este reencuentro posible. (Gracias Elisa por tu llamado que me hizo alcanzar a ir).

Llegue a la casa en San Jorge, Ñuñoa, con su letrerito pequeño, discreto, de "Satyananda Niketan" que solo quienes sabemos entendemos lo que sucede ahi. (No como esos grandes letreros que anuncian Centros de yoga que más parecen o son un SPA que lo que dicen ).

Aquí, casi pura gente nueva, no conocía a nadie hasta que me encontré con Radha, bella y sutil mujer, yogui y maestra, compañera de esos años y del viaje... Linda como siempre, se preparaba con su flauta traversa para acompañar los kirtans (cánticos de mantras  con instrumentos)... Los elementos para el .Havan (ceremonia del fuego ) están listos: la madera dulce, el arroz y el ghee (mantequilla clarificada), el resto de la sala ordenada con colchonetas y cojines y algunas sillas.

Veo la imagen de Satyananda con esa cara sonriente y alegre como niño  y me emocionó....Algo en mi corazón  se ordena y acomoda. Me conecté con  su espíritu y alegría y me sentí bien, acogida,  como en casa.

Empiezan los cantos, los tambores, e instrumentos hindúes; sonidos en sánscrito que no necesariamente entendemos pero su ritmo y repetición van llenando el espacio de una energía poderosa que transporta y eleva...Me evoca  otros  rituales,  de alguna tribu o ceremonia religiosa con oraciones o letanías... Recuerdo también Taizé en Francia con sus cantos de otra índole pero que provocan lo mismo....
Es sorprendente lo que ocurre, estamos todos energizados, relajados y contentos. La música nos moviliza...Esto también es Yoga,  es el Bakthi Yoga, o Yoga devocional. El que busca  la unión con lo divino o espiritual a través de las emociones y la alegría. Una experiencia que siempre me ha gustado practicar....(Debe ser por  eso que me encanta también cantar en las misas o ceremonia católicas,  cosa que hace reír mucho a mis  hijos).

Luego empieza el Havan ceremonia del fuego gran parte ofrecida a Ganesh, el dios que destruye los obstáculos  y abre a lo nuevo y transformador. Se va repitiendo y cantando un mantra mientras se echa un puñado de arroz y ghee al fuego. Este fuego genera un haz de energía transformadora que va hacia arriba y también vuelve purificando e iluminándonos  Es fuerte sentir ese fuego y su luz. Cada uno pone su intención y también la puede enviar a otros. Se produce algo muy unificador y poderoso entre todos...luego  cada uno se queda en silencio, en lo suyo.
Al final, el  Swami cierra recordando la  naturaleza ilusoria de la vida (maya ) e inclinamos nuestro ego ante lo absoluto. Hari Om Tat Sat

Pero eso no es todo,  al final  vino el encuentro.
 Se ha llenado de gente y empiezo a ver caras conocidas. Está nada menos que Arjuna, sanyasi (aspirante a swami) que ha venido de Uruguay con quien compartimos tantos momentos en esos años. Es bello, acogedor  y cariñoso. Nos alegramos de vernos,  recordamos el viaje, los trenes indios, la llegada a Varanasi sin hotel, las comidas con Pancho Toro y tantos momentos inolvidables vividos.

Pero el principal,  el Swami. Ahi esta, cariñoso, encantador y con su humor de siempre..."no le creo a los psicólogos, siempre dicen que vendrán y nunca aparecen...." Nos saludamos con un gran abrazo. Me siento cerca, contenta como una hija pródiga...  Cuanta vida pasada con él, cuantas enseñanzas, experiencias,  peleas y risas compartidas... Ahi está,  sencillo, cálido como si no hubiera pasado tiempo sin vernos...

Asi es cuando uno vuelve a casa....
Om Shanti (Paz)


“Las personas del mundo actual que han entrado a nuevas dimensiones de conciencia y han abierto nuevas puertas de percepción que implican una atmósfera más conveniente para la humanidad, necesitan practicar yoga.” Sri Swami Satyananda


1 comentario:

  1. amiga querida me emociono de solo leerlo..como olvidar ese increible viaje a la cuna de satyananda..maravillosamente emocionada

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